Osos de felpa, con ropa de víctimas de Covid-19; que tengan algo que abrazar
En un pequeño taller casero en esta ciudad fronteriza mexicana, Eréndira Guerrero hace osos de peluche a partir de la ropa de víctimas de la Covid-19 de forma que sus parientes tengan algún recuerdo que abrazar.
Hace años, cuando Ciudad Juárez sufría niveles impactantes de violencia, Guerrero comenzó a fabricar osos a partir de ropa que vestían los fallecidos. La pandemia ha creado un nuevo grupo de clientes afligidos que buscan formas de mantener el contacto con un ser querido muerto repentinamente.
Calcula que ha hecho unos 200 osos para familias de víctimas de la Covid-19.
Según Guerrero, a causa de la pandemia mucha gente no pudo despedirse de sus familiares y necesitan cerrar ese círculo, algo a lo que les ayudan los osos.
Osos de felpa, listos para ser entregados, en el taller de Eréndira Guerrero, que elabora los muñecos para personas que han perdido a un ser querido por la COVID-19. Foto: Christian Chávez, AP
Los parientes le llevan alguna camisa favorita u otra pieza y Guerrero coloca cuidadosamente sobre ella con alfileres los patrones para los brazos, las piernas, el torso y la cabeza del oso.
Araceli Ramírez muestra un oso que mandó elaborar con una camisa de su padre, Lorenzo Ramírez, quien murió repentinamente a causa de la COVID-19 hace dos meses sin que se pudiera despedir de él. Foto: Christian Chávez, AP
Araceli Ramírez, mandó realizar el oso con una cálida camisa de invierno que le gustaba a su padre, dijo que puede hablarle al oso y contarle lo que no puede contarle a él y sentir que está con ella. Foto: Christian Chávez, AP
Cobra el equivalente a unos 30 dólares por cada uno y le adjunta notas que dicen algo así: “Esta es una prenda que solía usar, cada vez que lo abraces quiero que sepas que ahí estoy. Con amor, papá”.
Eréndira Guerrero corta piezas de la camisa de una víctima de la COVID-19 para elaborar un oso de recuerdo para un familiar del fallecido, en su taller en su casa de Ciudad Juárez, México. Foto: Christian Chávez, AP
Eréndira Guerrero, en la puerta de su casa con uno de los osos de felpa que fabrica para familiares de víctimas de la COVID-19 empleando una de las prendas favoritas del fallecido, en Ciudad Juárez, México. Foto: Christian Chávez, AP
Araceli Ramírez mostró el lunes una fotografía de su padre vistiendo una camisa mientras ella sostenía su oso hecho a partir de esa tela. Lorenzo Ramírez murió tan rápido de la Covid-19 hace dos meses que ni siquiera pudo despedirse de él.
Vista de las etiquetas con la frase “Esta es una prenda que solía usar, cada vez que lo abraces quiero que sepas que ahí estoy”, listas para ser colocadas en osos de felpa. Foto: Christian Chávez, AP
Según Guerrero, a causa de la pandemia mucha gente no pudo despedirse de sus familiares y necesitan cerrar ese círculo, algo a lo que les ayudan los osos. Foto: Christian Chávez, AP
Camisas de víctimas de la Covid-19 cuelgan de sus perchas en el taller de Eréndira Guerrero, que elabora con ellas osos de felpa para los familiares, en Ciudad Juárez, México. Foto: Christian Chávez, AP
Ramírez señaló que ahora puede hablarle al oso, contarle lo que no puede contarle a él y sentir que está con ella.
Jaime Walfre Aguilar Martínez, que perdió a su padre de 50 años por el coronavirus en noviembre, selecciona uno de sus jerséis favoritos para elaborar un oso de felpa con el tejido, en su casa en Ciudad Juárez. Foto: Christian Chávez, AP
Jaime Walfre Aguilar Martínez, selecciona una etiqueta con mensaje para el oso de felpa que Eréndira Guerrero elaborará a partir de la prenda favorita de su padre (colgada a la derecha), en el taller de Guerrero en su casa de Ciudad Juárez. Foto: Christian Chávez, AP
Fotografías de Jaime Aguilar Rojas, que tenía 50 años cuando murió de COVID-19 en noviembre, adornan un altar el lunes 11 de enero de 2021 en la casa de su hijo, Jaime Walfre Aguilar Martínez. Foto: Christian Chávez, AP
Araceli Ramírez sostiene el oso de peluche que mandó hacer a partir de una camisa de su padre, Lorenzo Ramírez, que falleció tan rápido de la COVID-19 hace dos meses que ella no pudo decirle adiós. Foto: Christian Chávez, AP