Con el estado de Chiapas convertido en un polvorín donde en las últimas semanas han proliferado los ataques a indígenas y campesinos y este viernes atentaron a balazos contra un presidente municipal, miles de personas de las comunidades zapatistas salieron a las calles en Chiapas, la Ciudad de México (CDMX) y otras ciudades del interior a exigir un alto a la guerra que se lleva contra estas personas.
Los integrantes de las comunidades zapatistas, así como centenares de simpatizantes, denunciaron que los recientes ataques han sido llevados a cabo por grupos paramilitares, y exigieron que el gobierno garantice de manera inmediata la seguridad en estos lugares.
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Además del cese de la violencia en una zona que se encuentra, según el propio movimiento zapatista, “al filo de la guerra civil”, los manifestantes en la capital mexicana demandaron que el Ejército y las grandes multinacionales se retiren de los territorios de los pueblos indígenas de la región, a quienes culpan de la violencia.
Diego García, miembro del Consejo Nacional Indígena, en entrevista con la agencia internacional EFE, señaló que “Definimos la situación como de guerra civil por la manera en la que se están dando las cosas. Operan en los territorios de las comunidades zapatistas grupos paramilitares, el crimen organizado, la militarizada Guarda Nacional y las grandes transnacionales, que buscan alejar de las riquezas a los pueblos”.
Pese a que la violencia que han sufrido estas comunidades indígenas ha sido sostenida desde el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en las últimas semanas se ha recrudecido el ambiente, hace apenas unos días, siete personas fueron masacradas en un refugio de desplazados.
Fue el pasado sábado, cuando al menos siete personas fueron asesinadas y tres heridas en un ataque armado orquestado contra miembros de las comunidades zapatistas en Chiapas, en el momento en que estaban siendo desplazadas forzosamente de sus territorios. Aunque las víctimas del ataque aseguran que hubo más muertos.
Los manifestantes, que marcharon desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo capitalino -donde se encuentra el Palacio Nacional, residencia del presidente Andrés Manuel López Obrador- también criticaron la inacción del Gobierno frente a los recurrentes ataques contra las y los zapatistas.
Darío Espinosa, bajista del icónico grupo mexicano Panteón Rococó, cuyos integrantes son férreos defensores del movimiento zapatista, exhortó “El Gobierno no debe hacer oídos sordos, la omisión es a veces lo peor. Es el momento para que el Gobierno federal impida un derramamiento de sangre”.
En San Cristóbal de las casas, activistas, simpatizantes del EZLN y organizaciones defensoras de los derechos humanos se manifestaron en la Plaza de la Resistencia para exigir un alto a la guerra.
Con Información de Agencias
Esta entrada fue modificada por última vez en viernes, 9 de junio, 2023
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