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Sufragio efectivo, aunque haya reelección

Columna Cuestionemos Indhira Carrillo
Columna Cuestionemos Indhira Carrillo

La reelección es una prerrogativa ciudadana para premiar o castigar el trabajo de los políticos. Un mecanismo de presión pública para, en teoría, garantizar que hagan un mejor trabajo por sus electores, que regresen a las colonias y comunidades donde pidieron el voto y que den resultados.

Esta semana tenemos en Quintana Roo 25 diputadas y diputados buscando modificar la ley para poder reelegirse durante 4 periodos, lo que equivale a 12 años ininterrumpidos en su curul.

Los argumentos a favor, que ningún diputado ha salido a defender públicamente, quizás para no jalar el reflector por esta propuesta impopular, pero, si listos para aprobarla, son que los 4 periodos ya están en la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos desde 2014 y cada estado tiene que homologarse, pudiendo decidir en su ley local por 3 o 4 periodos.

Sin embargo, podemos decir que no es moralmente correcto porque, como lo expresaron ya el Observatorio Legislativo, algunos organismos de la sociedad civil y ciudadanos alzaron la voz señalando la ironía de que la legislatura más ineficiente en 46 años de existencia como estado, sea la que presente esta iniciativa.

El debate debe centrarse en los resultados. La reelección inmediata y consecutiva, en los parlamentos del mundo y en nuestro país en forma reciente, ha demostrado que no es un ejercicio democrático, porque NO ESTA CENTRADA EN EMPODERAR A LOS CIUDADANOS, sino a los partidos políticos.

Los que saben del tejemaneje camaral exponen que hay un alto riesgo de enquistar cacicazgos, desincentivar la renovación de cuadros políticos y consolidar las cuotas de poder partidario. También de un estancamiento en el esfuerzo de profesionalización de los participantes.

Imaginemos a la diputada que no sabe leer y firma con su huella digital, al diputado que presidió una sesión alcoholizado o al que brincó de partido en partido de acuerdo a donde soplan los vientos políticos hasta declararse independiente, optando ahora por la reelección y trascendiendo de una legislatura a otra hasta por cuatro ocasiones, sin renunciar al cargo.

Lo más significativo es que la iniciativa puede pasar fácilmente, es algo así como una autoaprobación de su propia futura elección consecutiva, es decir los diputados que quieren reelegirse van a aprobar ellos mismos la ley que lo permita.

¿Quién impedirá que hagan campaña desde su curul? y ¿qué podrá garantizarnos que sus módulos y oficinas de gestión, patrocinadas con presupuesto oficial del propio Congreso, no se conviertan en casas de campaña?.

Si la iniciativa se aprueba el mecanismo de control ciudadano de la labor legislativa queda prácticamente anulado.

¿Qué podremos hacer los ciudadanos? Algo que nunca hemos hecho: vigilar a nuestros legisladores. Investigar y analizar su trabajo en la actual Legislatura y hasta el historial de su carrera política, pensar si merece repetir en ese cargo de elección popular, y votar a favor o en contra de su permanencia en el Legislativo.

Sólo así, la reelección podrá ser un instrumento de control ciudadano. Solo así nuestro sufragio será efectivo.

PUEDES LEER: Cuestionemos: Hoy llegan a su fin las campañas

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