Opinión

Mara asume todo el costo de la dupla Yensunni-Anahí, y pone en duda el proyecto 2022

Hace un tiempo que aquí venimos diciendo que asistimos al nacimiento formal del marismo y la destrucción total del marybelismo en el estado. Esto nace, digamos, desde el reparto de candidaturas locales y federales significaban un fuerte respaldo al proyecto de Mara Lezama como líder natural de Morena.

El pasado martes 18 de mayo, cuando la Sala Xalapa del TEPJF tumbó la candidatura de Gamero, podríamos decir que el marismo llegó a su punto más álgido.

Sin Gamero, el marismo tenía en sus manos la posibilidad de quedarse con el último reducto rebelde a su causa, que es Othón P. Blanco. Sólo tenía que elegir a un buen candidato, nada más. Pero sucedió algo insólito o inexplicable: pusieron de candidata a Yensunni Martínez, y de repente, con esa decisión, ese grupo político quizá puso en juego todo el sur del estado, y, en realidad, mucho más que eso.

Hay una mezcla de responsabilidades difícil de evadir. En esta situación se ve la mano del dirigente nacional Mario Delgado, y, mucho más acá, la mano aún más pesada de Rafael Marín, el hombre fuerte del morenismo local, al que todos señalan como el principal gestor de esta crisis.

Pero hay que decir las cosas como son: para el público, todas esas responsabilidades recaen en una sola persona, que es Mara Lezama. Mara va por la reelección en Cancún; tiene dos candidatos propios en los distritos de Morena, y dos cercanos en los del Verde; recibió el apoyo para su liderazgo estatal del propio Mario Delgado días atrás; le entregaron el partido en bandeja, y, al final, le dieron también Othón P. Blanco. O sea, es la líder natural de la 4T.

Nadie puede decir que Mara haya ordenado la candidatura de Yensunni, pero tampoco se puede decir que fue ajena. Ser líder de un proyecto incluye que todas las cosas, las buenas y las malas, pasan por esa persona.

Como sea, hoy lo que queda en el aire es que Mara ha atado su destino político y electoral en el sur del estado al tándem Yensunni-Anahí González, lo que no parece una decisión acertada, ante el enojo que ambas han causado por aquellas tierras.

En las próximas horas el Ieqroo deberá decidir sobre el registro de Yensunni, y allí habrá más luz sobre el futuro. Pero las opciones políticas de fondo son interesantes.

Si el Ieqroo simplemente cumple la ley y no acepta ese registro, Morena entraría en caos. Yensunni iría a litigar su registro a Tribunales, pero mientras tanto deberían inscribir otro candidato hombre. Y, con Gamero en las calles, habría tres “candidatos” morenistas confundiendo el voto.

Si Morena pierde Chetumal, sería casi imposible que Anahí Gonzalez gane el Distrito 2, y posiblemente ahí se irían por el mismo camino todos los municipios del sur y la zona maya. Una catástrofe electoral.

Así, en pocos días, y por una decisión inexplicable, todo el proyecto Morena 2022 quedaría en entredicho.

Ahora, hay que escuchar todas las voces. Dos altos referentes de la 4T tienen una visión muy diferente de la situación. Afirman que cualquier candidato que el lopezobradorismo ponga en el sur va a ganar. Y eso incluye a Yensunni y también a Anahí, que tendría el regalo, en los próximos días, de que le quitarían del camino al candidato del PRI, José Alberto Alonso Ovando.

Para ese sector, nada se ha puesto en riesgo, porque simplemente los demás partidos, hoy, no pueden competir contra la 4T. “El proyecto Mara 2022 está firme”, dijeron.

Esas son las dos versiones de lo que puede pasar. El 6 de junio está cerca, y a alguno de esos dos grupos la realidad los va a golpear en el rostro.

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Esta entrada fue modificada por última vez en lunes, 1 de agosto, 2022

Hugo Martoccia

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Hugo Martoccia