En las últimas horas sucedió una coincidencia extraña. Un fundador de Morena y un fundador del proyecto del “Cambio” en Quintana Roo coincidieron en señalar una misma duda con respecto al proyecto político de Mara Lezama. Ambos consideran que hay un cierto entorno alrededor de la alcaldesa con licencia, que se parece demasiado a lo que desde hace varios años se entiende como el poder real en el Estado.
Los nombres de ese entorno, dicen, son los mismos que orbitaron el poder en los últimos 15 años. Y algunos de esos nombres causan, literalmente, escozor en ciertas pieles joaquinistas.
Por eso esos mismos grupos fundadores de ambos bandos, para llamarlos de alguna manera, casi se festejó (o al menos nadie se enojó) con el fallo de la Sala Xalapa del TEPJF que le puso un manto de incertidumbre a todo el proceso interno de Morena.
¿Son coincidencias reales o ficticias? Esa pregunta encierra el trasfondo profundo de la situación. Hay quien dice que es una simple expresión de resentimiento de algunos actores políticos que han quedado un poco lejos del centro de poder que Mara representa.
Otros apuntan a que hay sectores de la política que tiene un interés común, que es disminuir, y hasta hacer fracasar, el proyecto electoral de Mara Lezama. Una cosa no es lo mismo que la otra, por cierto, pero el camino es el mismo.
La política tiene tantas idas y vueltas que parece que en ese lugar encontraron un punto de coincidencia el gobernador Carlos Joaquín y la senadora Marybel Villegas.
Hay un sector del joaquinismo que ya trabaja abiertamente para hacer que el triunfo de Mara en la reelección de Cancún, que hoy no está en duda, sea lo menos contundente posible. En ese mismo sector político hay quienes empiezan a soñar con crear una candidatura propia para 2022.
El marybelismo comparte esas expectativas, pero va más allá: ellos quieren que Mara pierda; así, sin más. Por ejemplo, sus referentes, empezando por Jorge Parra, secretario general del partido, hacen abiertamente campaña contra Mara Lezama, la candidata de su partido. Increíble.
Quizá para ese sector del joaquinismo que combate subterráneamente a Mara, esa postura del marybelismo es funcional a sus intereses. Por eso llamó tanto la atención en la semana que desde dos espacios políticos supuestamente muy enfrentados (joaquinismo y marybelismo) festejaran las mismas cosas.
Pero también hay decisiones de Mara que contribuyen a esas alianzas antinatura. Ya son muchos los que ven demasiados jirones del borgismo residual y del felixismo en su entorno. En el marismo se defienden, y dicen que una cosa son los aliados transitorios, y otra muy distinta es que esos aliados tengan realmente poder en el proyecto.
Vuelven a decir lo que aquí se ha dicho: el segundo Gobierno de Mara será mucho más morenista que el primero.
El contexto general de todo esto es más profundo. Mara es hoy el epicentro de un poder emergente, y es un faro para todos los poderes formales y fácticos del estado que tradicionalmente se arremolinan alrededor de ese centro. Ese enorme y complejo entramado está poniendo en juego su templanza, su carácter, sus convicciones y hasta su capacidad de ser lo que ella quiere ser.
Quizá Mara no puede o no debe cerrarle la puerta a nadie. Pero sí es responsable de decidir a quién escucha y a quién no, porque de eso dependerá su rumbo político.
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Esta entrada fue modificada por última vez en lunes, 26 de abril, 2021
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