Lo primero que debe decirse del título de esta columna es que no se trata de una mera especulación. El nombre de Marybel Villegas como posible candidata de la alianza PAN-PRD-PRI lo puso sobre la mesa el presidente nacional del PRD, Jesús “Chucho” Zambrano. El perredista sólo dijo lo que todos saben y nadie dice en voz alta: la senadora es quizá la única forma de que esa alianza sea competitiva ante Morena en 2022.
Pero ¿es realmente posible que eso suceda? Sí, lo es, y por dos razones. La primera tiene que ver con el enojo de las dirigencias nacionales de esos partidos con Carlos Joaquín: consideran que el gobernador ya ha entregado el 2022 a Morena, y que no va a hacer nada por la alianza que lo llevó al poder.
La segunda razón de la posible candidatura de Marybel es una cuestión interna de Morena. El respaldo político de la senadora es Ricardo Monreal. El presidente del Senado es una y otra vez ninguneado por el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando habla de sus posibles sucesores. Nunca lo menciona.
Esta vez, dicen en la Ciudad de México, Monreal no se va a quedar de brazos cruzados. Si AMLO lo saca de la jugada, empezará a mover sus fichas hacia la oposición a Morena. En ese sentido, un salto de Marybel, o alguna otra figura política de su grupo, hacia la oposición en las elecciones de 2022, sería un ensayo y una advertencia a Morena.
En lo local la senadora ya se largó a la campaña, y no va a parar. Pero intuye que es casi imposible que le den la candidatura, y ya ha dicho que, como sea, va a ser candidata en 2022. Va a pelear en Morena hasta último momento, pero difícilmente se quede mirando la elección desde su casa si no le dan la candidatura.
Marybel ya estuvo en el PAN, en el PRD y en el PRI. No habría grandes conflictos en que vuelva a alguno de esos partidos. También Marybel podría jugar por Fuerza por México, que sería partido local, y que puede ir aliado en 2022. Allí, la senadora podría encabezar un gran frente contra Mara.
En las dirigencias nacionales de los partidos que llevaron al poder a Carlos Joaquín en 2016 parece ir tomando fuerza la idea de no dejarle el manejo de la sucesión al gobernador. De hecho, no habría porqué hacerlo. Después del triunfo de 2016, el gobernador perdió tres elecciones seguidas, y su espacio político no tiene competitividad electoral.
En ese contexto, la decisión de esos partidos de poner a Marybel sería un rompimiento directo con el gobernador.
En el entorno del mandatario estatal hay quien dice que eso es imposible; que Carlos Joaquín, aun cuando no comandara la sucesión, tiene capacidad de veto. Puede ser. Pero la verdad es difícil imaginarse que el PAN, fundamentalmente, que quiere ser la oposición real de Morena en el país, se deje arrastrar a la intrascendencia política por un gobernador que ya se va.
En este momento, ningún sondeo o encuesta le da posibilidad alguna a la alianza PAN-PRD-PRI de pelearle la gubernatura a Morena en 2022. La 4T no sólo gana, sino que gana con cualquier candidato.
La única forma de evitar ese papelón electoral es presentarle a Morena una candidatura competitiva. Y hoy, guste o no, la única opción competitiva es quitarle una candidata a Morena.
Esa opción tiene nombre y apellido y se llama Marybel Villegas. Podríamos ver, entonces, un duelo mano a mano Mara-Marybel por la gubernatura. ¿Difícil? Sí, mucho. ¿Imposible? No, no hay nada imposible en la política.
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