La alianza oficialista ordenada alrededor del joaquinismo, entre el PAN, PRD, PRI, y Confianza por Quintana Roo, no termina de convencer a los propios interesados, que ven la posibilidad de volver a enfrentarse a una dura derrota ante el lopezobradorismo.
Parte de esa insatisfacción tiene que ver hasta con la misma dinámica y la forma en la que se tomaron los acuerdos en esa alianza. El gobernador Carlos Joaquín participó unos pocos minutos de la reunión cumbre y luego se fue, pero dejó en claro que se iba a hacer lo que él decía. De hecho, toda la discusión de nombres y posiciones se basó en las encuestas propias del mandatario estatal; no se tomaron otras referencias.
El PRD sufrió esa dinámica de manera particular. La nueva dirigencia del partido, que apenas tenía 48 horas, se enteró en esa reunión que habían perdido el siglado y el candidato en Felipe Carrillo Puerto. Según las encuestas del propio gobernador, el alcalde José Esquivel es insostenible, y por eso se decidió que la candidatura sería para el PRI y para una mujer.
Pero el gobernador les dio, a la vez, la “buena” noticia de Tulum. El PRD mantendrá a Víctor Mas como candidato con sus siglas. Pero la situación dista de ser buena. En la reunión se reconoció que el alcalde no está bien en las encuestas. Pierde en todos los escenarios contra Marciano Dzul, y con cualquier otro candidato deberá dar una dura batalla.
Para el PRI, por su parte, fue la claudicación total ante el gobernador. Entregó lo poco, pero sólido que tenía (Isla Mujeres) para dedicarse a la quimera de ganar Bacalar o Felipe Carrillo Puerto, donde además el síndico y primer regidor serán de otro partido. Una verdadera pesadilla de gobernabilidad.
El hecho de que se le haya mantenido Cozumel al PRI es una decisión que atañe más a la familia Joaquín que al conjunto del priismo. Justamente en la isla, también el PAN perdió parte de su personalidad histórica: el arraigado panismo local no sabe si alguna vez recuperará su verdadero nombre.
En Isla Mujeres el PAN se quedó con la candidatura a la Presidencia, pero el poder y la gobernabilidad se le pueden escurrir entre los dedos. El PAN pondrá candidata a la presidencia, que seguramente sería Atenea Gómez, pero el PRI le pondrá síndico y tres regidores.
Al PAN también le corresponde la hazaña de ir por Othón P. Blanco, un espacio que el PRI creía propio. De todos modos, en el municipio capitalino no hay mucho que hacer. Las propias encuestas del gobernador dicen que Morena le gana 2 a 1 a cualquier partido. La única esperanza del oficialismo estatal allí es encontrar el candidato perfecto.
La política de Playa del Carmen merece unos párrafos aparte. Hay coincidencia en que el PAN es el único con chance de ganarle al poderoso lopezobradorismo, y tiene dos candidatas, las diputadas locales Cristina Torres y Lili Campos.
El gobernador ha repetido varias veces que la fórmula es una e inalterable: la que esté arriba en las encuestas va de candidata en Solidaridad, la que quede segunda va como candidata al Distrito Electoral federal 1. La encuestas del gobernador, hasta ahora, dice que Cristina va arriba, pero aún no se han cerrado.
En el caso de Cancún y Puerto Morelos, la decisión de que PAN y PRD compartan candidato y el PRI vaya solo, es un claro guiño a la 4T. Apoyar el triunfo del Verde en Puerto Morelos, y consolidar la reelección y el proyecto político de Mara Lezama, que gana en todos los escenarios.
¿Y si va Marybel? Es exactamente igual. La decisión allí es interna de Morena. Los demás sólo observarán el desenlace.
Para Carlos Joaquín, sin embargo, ese desenlace es central para el cierre de su sexenio. Luego del gran triunfo electoral de 2016, el gobernador perdió las elecciones de 2018 y 2019, de manera muy contundente.
Es casi seguro que también perderá en 2021. Pero quizá pueda acordar con la 4T su gobernabilidad y una transición tranquila, antes de enfrentar su cuarta derrota consecutiva y la entrega del poder a otro partido en 2022.
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