Buscan combatir el exceso de azúcar y grasa en la sangre con harina a base de insectos. Investigadores han descubierto que los escarabajos, orugas, hormigas, langostas o grillos son, no sólo comestibles; sino una fuente de alimento sostenible y con importantes valores nutricionales; asimismo, pueden ser también útiles, para fabricar harinas de interés para la industria alimentaria.
Así que un grupo de científicos, de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM); han comprobado que las harinas obtenidas de muchos de los insectos que ya están catalogados como comestibles; pueden ser de gran interés como fuente saludable de proteína.
Tras una larga investigación, los investigadores, han publicado sus resultados en la revista «Food and Function»; pues han comprobado el impacto positivo que esas harinas, pueden ejercer sobre las propiedades funcionales y sensoriales de los alimentos; con un papel potencial en la prevención de enfermedades asociadas a la hiperglucemia (demasiada azúcar en la sangre), y la hiperlipidemia (exceso de grasa en la sangre).
Así que los científicos, llegaron a estas conclusiones tras evaluar, por un lado, la composición nutricional, las propiedades técnicas y funcionales y fisiológicas in vitro de harinas; elaboradas con seis especies de insectos diferentes. Por otro lado evaluaron la viabilidad sensorial de incluir estas harinas, en productos de panadería.
Por lo que los investigadores muestran su resultado: que las harinas elaboradas con escarabajos, orugas, hormigas, langostas y grillos exhibieron un alto contenido de proteínas y grasas como componentes principales; destacando la presencia del carbohidrato quitina en las muestras de las hormigas.
“Las propiedades tecno-funcionales mostraron alta capacidad de retención de aceite, hinchamiento y emulsión en todas las harinas de insectos analizadas; mientras que su densidad aparente, propiedades de hidratación y capacidad de formación de espuma mostraron valores promedio y ninguna capacidad de gelificación -tomar una consistencia gelatinosa-”, explicó Yolanda Aguilera, líder del trabajo.
De los insectos sacaron harinas comestibles
Asimismo, estas harinas comestibles de insectos exhibieron propiedades efectivas de hiperglucemia e hiperlipidemia; que junto con su alta capacidad antioxidante se asocian con efectos fisiológicos beneficiosos in vitro.
“Las harinas de escarabajo y oruga destacan en estas propiedades, por lo que fueron seleccionadas para hacer una magdalena; la evaluación sensorial confirmó que el polvo de escarabajo comestible se puede incluir con éxito en productos horneados para proporcionar excelentes propiedades sensoriales y una aceptación muy alta”, señaló Aguilera.
Así que elaboraron magdalena las cuales fueron hechas con una mezcla de harinas de trigo (90%) y de insecto (10%) para una cata ciega en un análisis sensorial del producto.
Y es que los insectos para la alimentación humana se han convertido en un campo de investigación, en constante crecimiento; dadas las ventajas que ofrecen como fuente sostenible de proteínas y grasas de calidad para alimentar a una población humana cada vez mayor; puesto que la huella ecológica -la forma en que la especie impacta en el ambiente- de la cría de insectos es considerablemente menor a la del vacuno o el porcino; señaló la Universidad.
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Así que lo anterior, se unen las propiedades tecno-funcionales de estas harinas; además ofrecen un potencial papel en la prevención de enfermedades asociadas a la hiperglucemia y la hiperlipidemia.