Hace 66 millones de años, según un grupo de científicos británicos, un meteorito impactó en lo que hoy es conocido como la Península de Yucatán. El suceso trajo como consecuencia el fin de los dinosaurios y la muerte de casi todo ser vivo en la Tierra.
La investigadora del Instituto de Geofísica (IGF), Ligia Pérez Cruz, proveniente de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), e integrante de un grupo Internacional que desde hace años estudia las consecuencias del meteorito, señaló que a pesar de que el golpe no duró ni 10 segundos, ocasionó ondas de choque y vibraciones sonoras que destrozaron pequeñas partículas de las rocas.
Para aclarar y ejemplificar las vibraciones sonoras que se presentaron, la investigadora indicó que “Es como poner granitos de arena en una bocina; si aumentas el volumen, vibran. Pero si se reduce, vibrarían menos” puntualizó.
Sin embargo, las palabras de Pérez Cruz, se podrían justificar con los minerales que extraen de las rocas que han encontrado los antropólogos.
Sin embargo, el meteorito dejó secuelas en Yucatán de casi 200 kilómetros de diámetro, en Chicxulub, que significa, “lugar de cuernos”.
Incluso, algunos investigadores, consideran que Chicxulub, antes del meteorito, tenía un tamaño de 10 km, pero el impacto de este fenómeno, además de aumentarlo, trajo consigo severos cambios ambientales y la extinción de más del 50 por ciento de los seres vivos que habitaban el planeta en aquel entonces.
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