Conocido como el huracán del Siglo XX, en Cuba como el huracán asesino por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), debido a su categoría y porque alcanzó a tener un área de mil 250 km, hoy se recuerda el paso de “Gilberto” su paso por la Península de Yucatán y Quintana Roo, que fueron los primeros estados que recibieron el impacto en México.
El meteoro tocó tierra en la Península el 13 de septiembre de 1988 y se formó el 8 del mismo mes, con categoría 5 y vientos máximos de 295 kilómetros por hora y tras su paso por los diferentes países y ciudades hubo alrededor de 341 muertes directas y daños materiales que llegaron a los 10 mil millones de dólares.
En México afectó a Tamaulipas, Nuevo León, Yucatán, Campeche, Quintana Roo y otros países como Venezuela, Cuba, Haití, Estados Unidos, entre otros, además este huracán es considerado el segundo más poderoso del Atlántico, ya que el primero hasta el momento fue el huracán “Wilma” en el 2005.
Personas que vivieron este intenso ciclón relatan que a algunos los tomó por sorpresa la llegada de “Gilberto”, impetuosa, violenta y destructiva, además en ese entonces afirmaban que muy pocos se preparaban para la llegada de huracán, ya que nunca pensaron que subiría de categoría.
“Había salido de Jamaica con categoría 3, dejando gran destrucción a su paso. Esa tarde, la del 13 de septiembre de 1988, vi por primera vez en mi vida gente colocando masking tape en los ventanales de sus casas. Es seguro que los haya juzgado de exagerados, aunque quizá fue eso lo que nos impulsó, a mis hermanas menores y a mí, a lanzarnos a la Zona Hotelera para tratar de resguardar lo que había de valor en el restaurante de mis papás, Chac Mool, ubicado en una de las playas más bellas de Cancún”.
Los testigos afirman que a partir de las 4 de la tarde, el cielo comenzó a ponerse entre rojo y gris, y fue cuando el huracán comenzó a azotar, pero fue hasta la medianoche cuando se quedaron sin luz, pasaron las horas y cuando el fenómeno pasó y la ciudad estaba ya fuera de peligro, salieron para hacer el recuento de los daños.
“En cuanto se levantó la alerta y los soldados nos permitieron pasar a la Zona Hotelera, nos fuimos a hacer el recuento de los daños. Devastación por todos lados, muebles flotando en la laguna, árboles desarraigados sin piedad, asombro en los ojos de quienes íbamos en silencio recogiendo el paisaje de destrucción, que contrastaba con la brillantez de un sol esplendoroso, digno de mejor causa”.
Así como estas personas, existen cientos y cientos de familias que vivieron este aterrador ciclón y que algunos hasta lograron vivir un segundo, con el huracán “Wilma” que más que la intensidad con que venía, pasó por Quintana Roo de una manera lenta que hasta se estacionó, provocando una enorme devastación por la ciudad de Cancún y gran parte de Quintana Roo, así como de Yucatán.
Con información de: La Verdad
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