En estas épocas decembrinas, los niños con autismo se vuelven víctimas de la pirotecnia. Sin deberla ni temerla, los pequeños pueden llegar a sufrir estrés, ataques de pánico o ansiedad y, en casos extremos, hasta convulsiones.
El Autismo o Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una afección neurológica y de desarrollo que comienza en la niñez y dura toda la vida, entre sus síntomas, tiene la hipersensibilidad en los sentidos, en particular, el del oído.
Las personas con autismo son sensibles ante estímulos externos como imágenes, olores o sonidos, por ello la quema de pirotecnia causa efectos negativos en ellos.
Debido a que su capacidad auditiva está incrementada, perciben el sonido de los cohetes, bombitas, fuegos artificiales, mucho más alto que nosotros y por eso se estresan.
Muchos se tapan los oídos de manera desesperada para evitar el paso del sonido, otros pueden llegar a autolesionarse para «controlar» la crisis que el ruido les causa en el momento.
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• Alto nivel de ansiedad y estrés.
• Sensación de miedo que los lleva a tener crisis de llanto y gritos.
• Actitud agresiva como forma de manifestar la molestia.
• Pueden llegar a autolesionarse.
• La perturbación que les provocan los sonidos fuertes incrementan su nivel de cortisol en sangre, lo que los pone tensos y tienen conductas estereotipadas y repetitivas.
Si tienes algún familiar con esta condición sabes muy bien los malos ratos que ha pasado cuando está cerca de la pirotecnia y si este no es el caso, ahora ya conoces los efectos que causa en ellos. Protege a los tuyos y evita realizar esta práctica.
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Con información de: TN
Esta entrada fue modificada por última vez en viernes, 2 de julio, 2021
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