Un joven que era acosado sexualmente por parte de un sacerdote en Argentina, decidió acabar con la pesadilla, publicando la conversación con el cura.
Tras el escándalo en redes sociales, el sacerdote José Ortega, conocido como “Pepe” y presbítero de la parroquia Santa Teresita de Jesús, en Argentina, compartió un video en el que reconoció su error, y presentó su renuncia al cargo.
“He usado las redes de manera indebida”, afirmó en la publicación.
Las capturas de los mensajes fueron publicadas en un falso Facebook llamado Triqueta Diversx, en el que admiten haberle tendido una trampa a Pepe Ortega.
De acuerdo al relato de la persona que hizo la denuncia pública, dijo que un amigo le había contado que estaba recibiendo mensajes de acoso sexual por parte del párroco y él quiso hacer algo al respecto. Así fue como empezó el chat con el sacerdote argentino.
En las capturas de las conversaciones compartidas en redes sociales y en la que el párroco envió fotos en ropa interior y audios, se lee el siguiente mensaje: “Estás buenísimo” y “Estoy re caliente”.
Renuncia el sacerdote tras el escándalo
Después de que estas capturas de pantalla se volvieron virales en redes, la madrugada del pasado domingo, la iglesia de Argentina envió un mail a todos los medios locales, en la que informaba que tras el escándalo, el sacerdote José Ortega decidió renunciar para “realizar un camino de conversión interior”.
Horas después, él mismo cura filmó un video en el que expresó: Queridos hermanos de la comunidad de la parroquia Santa Teresita del Niño Jesús, quiero comunicarles que debido a una mala conducta mía, que no corresponde a un sacerdote, he usado las redes de manera indebida, haciendo propuestas que no corresponden a mi condición de célibe”. Por tal motivo, decido renunciar al cargo.
Un cura el acosador sexual de un joven
Un amigo nos escribió que estaba recibiendo mensajes a altas horas de la noche de alguien que le decía «somos amigos en facebook, saqué tu número de ahí», resultó ser un conocido cura de San Juan: Pepe Ortega.
Decidí copiar el número y crear un personaje similar al de mi amigo: joven, delicado, con aires de pureza e inocencia de una tierna edad, pulcro, cuerpo delgado y atlético.
Durante el chat mantenido con el sacerdote, éste quería que nos juntásemos a «comer, tomar un helado», para conocer en vivo y directo al «pequeño joven» -como llamaba a Lisandro-. Pero bueno, si leen el chat, verán cómo la comida y el helado fueron olvidados para dar lugar a la lujuria clerical cazadora de «pequeños jóvenes» (hay registro de audios con la voz de Ortega). Llegó al lugar pautado, tomé las fotos y me retiré.