Trump, ‘suavecito’ con racistas y supremacistas blancos – Precandidatos presidenciales opositores vincularon el tiroteo en Texas con “el racismo” y “el supremacismo blanco” que “condona” el presidente Donald Trump, mientras voces demócratas y de la sociedad pidieron nuevamente limitar la compra y tenencia de armas después de las últimas dos masacres que dejaron 30 muertos.
“El presidente de Estados Unidos está condonando el nacionalismo blanco” y tiene “una responsabilidad para cortar el brote de raíz”, aseguró el alcalde de South Bend, en el estado de Indiana, y aspirante a la candidatura presidencial demócrata, Pete Buttigieg, según la agencia de noticias EFE.
El ex congresista por Texas y uno de sus rivales en la primaria opositora, Beto O’Rourke, también responsabilizó a la retórica del presidente y candidato a la reelección.
“Es un racista y aviva el racismo en este país, y no solo ofende nuestra sensibilidad, fundamentalmente cambia el carácter de este país y lleva a la violencia”, afirmó O’Rourke, tras visitar a heridos del tiroteo masivo de ayer en hospitales en El Paso, una ciudad cercana a la frontera con México.
El joven que entró al shopping de El Paso y empezó a disparar de manera indiscriminada fue identificado por las autoridades como un hombre blanco que escribió un manifiesto supremacista.
Tras confirmarse ese perfil, la también precandidata presidencial demócrata, la senadora Elizabeth Warren pidió que el discurso y los actos supremacistas blancos se empiecen a calificar como “terrorismo interno”.
“Necesitamos denunciar al nacionalismo blanco como lo que es: terrorismo interno. Es una amenaza para Estados Unidos y este fin de semana hemos visto su saldo devastador. Y tenemos que denunciar al presidente por incentivar el racismo y el supremacismo pando”, escribió la senadora en su Twitter.
Su rival en las primarias, el también senador Bernie Sanders, también señaló a Trump, pero además pidió al Congreso que apruebe una “legislación sensata sobre control de armas”.
Organizaciones de derechos civiles, sobrevivientes y referentes de la sociedad civil también se sumaron a este pedido, en un momento en que el Congreso en Washington está en receso.
Por eso, la ex congresista demócrata y sobreviviente de un tiroteo masivo en 2011, Gabby Giffords, pidió con nombre y apellido a las autoridades del Congreso y al presidente Trump que suspendan el receso y vuelvan a sesionar para aprobar con urgencia una ley de control de armas.
“Hace 158 días que la Cámara de Representantes (dominada por la oposición) aprobó el proyecto de ley bipartidista de Chequeos de Antecedentes. ¿Cuántas más personas se deben perder para que el líder de la mayoría (en el Senado, Mitch) McConnell y el presidente Trump tomen las medidas necesarias para aprobar y promulgar esta legislación que podría salvar vidas?”, aseguró la ex congresista al canal MSNBC.
McConnell no tardó en responderle.
“Si tenemos algo para aprobar, lo haremos”, aseguró uno de sus voceros, según CNN.
Supremacista blanco, autor del crimen
Un tirador abrió fuego en un centro comercial en El Paso el sábado y asesinó a veinte personas, de acuerdo con el gobernador Greg Abbott de Texas, e hirió a veintiséis más.
La policía dijo que un sospechoso, un hombre blanco de 21 años de Allen, Texas, estaba en custodia, y que el tirador había usado un rifle estilo AK-47 en una tienda Walmart abarrotada, lo que hizo que los clientes aterrados corrieran para tratar de salvar su vida. Los funcionarios dijeron que el tirador se había rendido ante la policía.
Varios oficiales identificaron al tirador como Patrick Crusius.
Los disparos el sábado en El Paso comenzaron pocos minutos antes de las once de la mañana, en un distrito comercial popular cerca de Cielo Vista Mall, donde hay muchos restaurantes y tiendas que a menudo están llenos los fines de semana. La tienda Walmart, cerca de Hawkins Boulevard y Gateway Boulevard West (por el centro comercial), estaba llena de gente en ese momento.
Los oficiales evalúan cargos de pena capital
El jefe Greg Allen del Departamento de Policía de El Paso dijo que los oficiales estaban considerando posibles cargos de pena capital para el sospechoso.
El FBI se encuentra revisando la evidencia para determinar si seguirá adelante con los cargos federales, pero Emmerson Buie Jr., el agente especial a cargo, dijo que el FBI no había determinado si el tiroteo era un crimen de odio, otro crimen federal o un acto de terrorismo doméstico. Actualmente, el caso es una investigación estatal de asesinato.
Manifiesto racista acusa a mexicanos
Funcionarios de las fuerzas de seguridad están examinando un manifiesto antiinmigrantes para determinar si fue escrito por el atacante, según un funcionario local que ha sido informado sobre la investigación. Las opiniones extremistas sobre la raza incluidas en el manifiesto podrían hacer que los asesinatos se tomen como un crimen de odio federal o un acto de terrorismo doméstico si las autoridades determinan que está vinculado con el tiroteo.
El manifiesto declara su apoyo al tirador que asesinó a 51 personas en Christchurch, Nueva Zelanda, detalla temores sobre los hispanos que obtienen poder en Estados Unidos y parece referirse a detalles específicos sobre el ataque, incluidas las armas.
“Los hispanos tendrán el control del gobierno local y estatal de mi amada Texas y cambiarán la política para ajustarse mejor a sus necesidades”, decía el manifiesto. Añadía que los políticos de ambos partidos tienen la culpa de que Estados Unidos esté “pudriéndose desde adentro”, pero que la “fuerte población hispana en Texas nos convertirá en un baluarte demócrata”.
Hay veintiséis personas heridas
Los funcionarios dijeron que, como mínimo, veintiséis personas resultaron heridas en el ataque. El domingo, en un breve video, Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores de México, habló de nueve personas mexicanas heridas, y dijo que algunos perdieron la vida, aunque no precisó la cantidad. Ebrard identificó el sábado a tres por su nombre: Mario de Alba Montes, de 45 años; Olivia Mariscal Rodríguez, de 44; y Érika de Alba Mariscal, de 10.
Los heridos están siendo tratados en los hospitales locales. Víctor Guerrero, portavoz de Del Sol Medical Center, dijo que el hospital estaba atendiendo a once víctimas: nueve estaban en estado crítico pero estable y dos estaban estables. Las edades de los pacientes iban de los 35 a los 82 años.
El Centro Médico de la Universidad de El Paso recibió a trece pacientes, de acuerdo con Ryan Mielke, portavoz del hospital. Dijo que dos menores de edad, entre ellos uno de 2 años, estaban siendo estabilizados y serían transferidos al Hospital Infantil de El Paso. Mielke dijo que las condiciones de las víctimas iban desde lesiones menores hasta fatales.
Testigos describieron una escena violenta
“Escuchamos disparos y vimos humo”, dijo Víctor Gamboa, de 18 años y quien trabaja en el McDonald’s dentro de la tienda Walmart donde ocurrió el tiroteo. “Vi a un hombre en el suelo lleno de sangre. Parecía estar muerto. Todo sucedió rápidamente”.
Gamboa dijo que él y otros trabajadores de McDonald’s dentro del Walmart refugiaron a los clientes para mantenerlos a salvo y se acurrucaron en el suelo durante quince minutos. Los policías llegaron después y escoltaron al grupo hasta un Sam’s Club al otro lado de la calle.
Manuel Uruchurtu, de 20 años, acababa de pagar en la caja registradora de Walmart a las 10:36 a. m. y estaba caminando al otro lado de las puertas de la tienda cuando escuchó el ruido de los disparos.
Uruchurtu huyó de la tienda con una horda de personas, vio dos cuerpos en el suelo afuera, uno rodeado por un charco de sangre.
“Vi gente que lloraba: niños, viejos, todos despavoridos”, dijo.
“Vi a un bebé, quizá de seis a ocho meses de edad, con sangre en todo el estómago”, dijo Uruchurtu. “No dejaba de llorar. Afortunadamente aún estaba vivo”.
El Paso está en el centro de la crisis migratoria
Durante meses, El Paso ha estado bajo los reflectores de todo el país, pues miles de familias centroamericanas han saturado la ciudad y las zonas circundantes.
Las olas de migrantes y la dificultad que ha tenido el gobierno de Donald Trump para proporcionarles refugio y atención médica han llamado la atención del presidente estadounidense, de los legisladores demócratas y los candidatos presidenciales. El Paso es una ciudad de mayoría hispana, de 682 mil habitantes que desde hace mucho tiempo ha tenido una atmósfera binacional debido a su cercanía y sus vínculos con Ciudad Juárez, su ciudad hermana en México.
Funcionarios expresaron sus condolencias
Trump fue informado sobre el tiroteo y los funcionarios de su gobierno estaban monitoreando la situación.
“Terribles tiroteos en El Paso, Texas”, tuiteó Trump. “Los informes son muy malos, muchos muertos”.
El mandatario prometió el “apoyo total del gobierno federal” a las autoridades locales y estatales y habló del tiroteo con Greg Abbott, el gobernador de Texas, que se dirigía a la escena del ataque el sábado por la tarde, y lo llamó “un acto de violencia atroz y sin sentido” en una declaración.
Beto O’Rourke, el candidato presidencial demócrata que representó a El Paso en el congreso durante años, canceló sus eventos de campaña en Nevada y California para regresar a la ciudad. El sábado, mientras hablaba en un foro de candidatos en Las Vegas antes de ir hacia El Paso, O’Rourke habló con lágrimas en los ojos mientras le decía a la audiencia: “Hay muchos lesionados y sufrimiento en El Paso ahora mismo. El Paso es el lugar más fuerte del mundo. Voy a estar con mi familia y con mi ciudad natal”.
Julián Castro hizo un llamado a favor de una prohibición nacional de las armas de asalto y a favor de la revisión universal de antecedentes, durante una entrevista al aire con CNN. Castro, exalcalde de San Antonio, ridiculizó drásticamente el argumento de que los tiroteos masivos podrían prevenirse si más personas son capaces de llevar armas consigo. “Los tiradores como este están usando armas de guerra que no deben estar en las calles de Estados Unidos”, dijo.
Con información de: Simon Romero reportó desde El Paso, Manny Fernandez desde Houston y Mariel Padilla desde Nueva York. Contribuyeron con el reporteo Arturo Rubio, Erin Coulehan y John Leo de Frank desde El Paso; Patrick McGee desde Allen; David Montgomery desde Austin; Katie Benner desde Washington; Stephanie Saul, Nicholas Bogel-Burroughs, Patrick Healy, Derrick Bryson Taylor y Jacob Meschke desde Nueva York. Jack Begg contribuyó con al investigación.
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