Ciudad de México.- Auténticamente la pensión del expresidente Vicente Fox Quesada, que fue anulada por el Presidente electo Andrés Manuel López Obrador, resultó (para expresarlo a lo ranchero, como él lo haría) una “baba de perico”, comparada con las entradas millonarias que recibe por sus fundaciones.
A Vicente Fox Quesada no le hará tanta falta la pensión que el pasado 5 de noviembre le fue suspendida. Los ingresos del guanajuatense que sacó al PRI de Los Pinos son como un pastel en el que la gratificación del gobierno mexicano apenas significaba una tajada.
Luego de la elección de 2000, el candidato que prometía acabar con “víboras prietas y tepocatas” se convertiría en el primer presidente no priísta, y posteriormente en el ex Presidente más caro de los cinco que hasta hace poco disfrutaron de la pensión del Estado.
El expresidente más caro en la historia
Entre 2007 y 2016, la Presidencia de la República le pagó a Fox una pensión que asciende a 129 millones de pesos, cantidad que representa 28 por ciento de sus ingresos. El resto de sus entradas, 328 millones de pesos (72 por ciento), provinieron de las fundaciones Centro Fox y Vamos México, las organizaciones de filantropía que fundó al lado de su esposa Marta Sahagún, y las cuales están afincadas en Guanajuato, su tierra, en el centro de su kilométrico rancho.
Si se suma su pensión y los ingresos de sus fundaciones, el expresidente Fox recibió 457 millones de pesos en una década. A ello habría que agregar los ingresos de sus empresas y otras entradas por servicios profesionales.
Así, el gobierno mexicano le pagó en promedio 12.9 millones de pesos por año, mientras que sus fundaciones “le dejaron” el triple, 32.8 millones cada 365 días. Eso deja ver un análisis de las cifras oficiales de la Presidencia de la República y los reportes de donatarias autorizadas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), obtenidas por VICE a partir de mecanismos de transparencia.
“De eso vivo”
El 5 de noviembre de 2018, el Congreso de la Unión publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el decreto de una nueva Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos que suspende las compensaciones que durante treinta años gozaron los ex presidentes mexicanos y sus viudas. Además, prohibió que los funcionarios públicos ganen más que el jefe del Ejecutivo.
La propuesta de eliminar esta prestación encendió la discusión en redes sociales durante la campaña presidencial. Andrés Manuel López Obrador, como candidato, ofreció de manera reiterada suprimir la pensión de los ex presidentes, y presentó cálculos de lo que podría ahorrarse si se suspendían los pagos a ex mandatarios.
“De eso vivo”, dijo Fox en varias entrevistas radiofónicas sobre la gratificación que rebasaba los 205 mil pesos mensuales, lo que ganaba un funcionario público de primer nivel. Fox ironizó. En Twitter publicó un meme en el que aparecía afuera de una cantina, pulque en mano, al lado de los otros ex presidentes en las mismas circunstancias. Escribió varios argumentos en contra de la decisión. La más frecuente fue que así no se resolverían los problemas del país.
Pero AMLO y su partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) ganaron las elecciones presidenciales y legislativas. En el Congreso lograron revivir la iniciativa que dormía en las comisiones de la Cámara de Diputados. Y Fox lo aceptó a través de una misiva que dio a conocer también en la red social. “Si representa que mi país tendrá un crecimiento significativo en sus fondos económicos, con todo gusto renuncio a ella”, se lee en la carta.
Un ex presidente con muchos empleados
México, un país donde según los datos oficiales la mitad de la población está en situación de pobreza, mantuvo a sus ex presidentes con un monto salarial, un seguro de gastos médicos mayores y un aguinaldo; los protegió con elementos de las fuerzas armadas, estipuló que sus viudas debían recibir también manutención y, además, puso a su disposición una plantilla de 25 empleados para que desarrollaran cualquier actividad.
No importaba que hubieran dejado asuntos de corrupción por aclarar o grandes tragedias nacionales tras de sí. Desde 1988, los ex presidentes mexicanos recibieron el beneficio de manera puntual. Al momento de la suspensión de la pensión, Luis Echeverría (1970-1976), Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), Ernesto Zedillo (1994-2000), Vicente Fox (2000-2006), Felipe Calderón (2006-2012), además de Alejandra Acimovic (nombre de la actriz Sasha Montenegro, viuda de José López Portillo, 1976-1982) y Margarita Cordero (viuda de Miguel de la Madrid, 1982-1988), gozaban de estos pagos. Zedillo y Salinas renunciaron al monto, pero mantuvieron el derecho a una oficina.
Palomeos anuales
Cada año, el Congreso de la Unión aprobaba el beneficio con fundamento en un acuerdo presidencial de 1987.
Con una percepción de 12 millones 905 mil 277 pesos al año, Fox se convirtió en el ex Presidente más caro de todos. ¿Por qué? Además del monto en efectivo, fue el que tuvo más empleados pagados por la Presidencia de la República. En una década mantuvo a 19 de los 25 trabajadores a los que tenía derecho.
Felipe Calderón tampoco costó barato: recibió del gobierno 10.1 millones de pesos. El que menos costaba era Zedillo, con 1.6 millones de pesos.
Las tareas de los servidores públicos que trabajaban para el guanajuatense se concentraban en el Centro Fox, una edificación que alberga una biblioteca, salón de eventos, una réplica de los salones de la otrora residencia oficial de Los Pinos y un museo, según puede apreciarse en la página de la fundación.
Aquí también llega dinero
Apenas si se convirtió en ex Presidente, Fox registró en 2007 ante la SHCP el Centro de Estudios, Biblioteca y Museo Vicente Fox Quesada, así como la Fundación Vamos México, ambas agrupadas en el Centro Fox. Fue una decisión que rompió con la tradición de los ex mandatarios mexicanos que se retiraban a contemplar en silencio los vaivenes de la política nacional.
Desde entonces, cada año, en promedio recibió en donativos en efectivo y en especie, tanto nacionales como extranjeros, 36 millones 479 mil 601 pesos. El mejor año fue 2007, cuando tuvo 59 millones 859 mil 806 pesos. El peor fue 2010, cuando ganó 28 millones 867 mil 89 pesos. En 2011 logró reunir 13 millones 17 mil pesos.
El Centro de Estudios, Biblioteca y Museo Vicente Fox Quesada, A.C aparece en los registros de Hacienda en el rubro de “Propietarias de Bibliotecas Privadas con Acceso al Público en General”. Hay otras nueve en el mismo rubro. Es decir, Vicente Fox, uno de los ex presidentes que se distinguió por sus yerros en el campo de la Literatura, terminaría siendo dueño de una de las bibliotecas privadas de México.
En el acta constitutiva del Centro Fox aparecen como socios, además de Vicente Fox, Gabriel Ortiz Gómez, Federico Sada González, Liliana Margarita Melo de Sada, Arturo Sánchez de la Peña, Marta Sahagún de Fox, María Gómez Fox y Arturo Torres Fox. Son los mismos socios que formaron la fundación Vamos México.
La suya fue una campaña electoral eufórica en la que predominaron las promesas grandilocuentes. Fox haría crecer la economía nacional al 7 por ciento anual, generaría más de un millón de empleos al año, desbarataría el conflicto zapatista en Chiapas en 15 minutos y agarraría a “los peces gordos” de la corrupción.
No logró nada de ello. Por el contrario, su mandato quedó marcado por excesos como la remodelación de la casa oficial de Los Pinos, el despilfarro de su esposa, Marta Sahagún, así como el crecimiento de los negocios de los hijos que ella tuvo en su primer matrimonio. Jamás se le llamó a cuentas por ninguno de esos asuntos.
En junio de 2015, dio a conocer que había adquirido una tercera fundación, el Centro de Rehabilitación Integral de San Miguel Allende (CRISMA), la cual, quedaría bajo el generoso paraguas de Vamos México.
Así, la pérdida de su pensión no parece afectar mucho las finanzas del expresidente: la merma asciende a solo 12.9 millones al año. Aún le quedan las entradas de sus fundaciones, unos 32.8 millones al año, más los recursos generados por sus empresas y servicios profesionales. Para qué tanto brinco, estando el suelo tan parejo, dirían los antiguos.
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