A 13 días de que dé inicio el ciclo escolar 2021-2022, en Quintana Roo crece la incertidumbre entre los padres de familia acerca si deberán enviar o no a sus hijos a las clases presenciales, ante la tercera oleada de contagios de Covid-19 que se vive.
Esta mañana, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, reiteró que se prepara el regreso a clases presenciales, pero insistió en que éste será voluntario. “Si no quieren llevar a los niños a la escuela, no hay ningún problema. Va a seguir habiendo clases por televisión y por internet”, aseguró.
Asimismo, la carta compromiso en la que los padres de familia autorizan el regreso a clases presenciales de los menores de edad no será obligatoria.
El pasado 12 de agosto, la SEP anunció que solicitará a los padres de familia una carta compromiso de corresponsabilidad, donde éstos, en caso de autorizar el regreso de sus hijos a la escuela, se comprometen a revisar diariamente posibles signos o síntomas de Covid-19.
En este sentido, el gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín, ha expresado que ante el inicio del nuevo periodo escolar, la decisión del retorno presencial a las aulas de las escuelas, tanto públicas como privadas, será siempre de forma voluntaria en cada uno de los planteles y de cada uno de los padres de familia que así lo determinen.
Decisión de padres de familia enviar a sus hijos a clases presenciales; la carta compromiso que anunció la SEP no será obligatoria.
Sin embargo, explicó que todos tendrán que redoblar esfuerzos para garantizar que cada niña o niño, adolescente, que asista a clases en las aulas mantenga las medidas necesarias para evitar contagiarse.
¿Regreso seguro?
Especialistas consideran que no existe un regreso “seguro” a clases, sino que hay “riesgos mitigados”; la dinámica escolar es distinta de la asumida por los adultos y es de alta probabilidad de contagio, además de que no solo tendría impacto sobre los alumnos, sino que los menores llevarían el contagio a sus hogares.
Es posible que quienes abogan por el regreso a clases presenciales observen que a los menores de edad en cierta etapa de su desarrollo les hace falta la interacción con otros, tan necesaria para su bienestar integral.
Por otro lado, hay quienes quieren que se posponga el regreso a clases, al preocuparles la salud de los menores por encima de cualquier otro aspecto, ya que si llegaran a enfermarse o a contagiar a los adultos de casa, pudieran presentarse situaciones irreversibles y graves.
Pueden aparecer síntomas de angustia como palpitaciones, hiperventilación y diarreas, asociados generalmente a procesos de somatización; también pueden manifestarse señales de depresión con sentimientos de tristeza y abandono.
Las obsesiones y compulsiones son consideradas como reacciones más severas al proceso. La regresión emocional y conductual es más frecuente en preescolares y escolares pequeños, pero también ocurre en adolescentes. La hospitalización del menor agrava la reacción ante el estrés que ocasiona la enfermedad.
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