Continúa sin control la práctica del pecado en las iglesias, donde sacerdotes son los principales acusados por abusos de menores; este sábado el papa Francisco expulsó de la iglesia y del sacerdocio a otros dos obispos chilenos, señalados por casos de pederastia, se trata de José Francisco Cox, de 85 años, y de Iquique Marco Antonio Órdenes Fernández, de 54.
Luego de una intensa investigación realizada por la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Sumo Pontífice «ha dimitido del estado clerical» a Francisco Cox y Órdenes Fernández, por lo que prácticamente ambos obispos están destituidos de la iglesia y de su oficio, así lo manifestaron autoridades del Vaticano.
En las últimas semanas también fueron expulsados los sacerdotes Fernando Karadima Fariña y Cristián Prech. «La decisión fue tomada por el Papa el pasado 11 de octubre y no admite recurso», comunicó el Vaticano, que precisó que este sábado se le comunicó sobre su expulsión a los dos obispos eméritos de Chile.
De acuerdo al Vaticano, José Francisco Cox había sido acusado de abusos sexuales a menores en Chile y recientemente se supo de un nuevo caso en Alemania. Éste obispo vive retirado desde 2002 en Vallendar, una localidad alemana de una comunidad de los Padres Schoenstatt, a la que pertenece.
Luego de que trascendieran las primeas acusaciones sobre abusos a menores, Francisco Cox fue trasladado a un monasterio en Alemania en 2002, para vivir una vida de «silencio, oración y penitencia».
Renuncia al ser acusado de abusos sexuales
Fue en el año 2012 cuando Benedicto XVI aceptó la renuncia del obispo Iquique Marco Antonio Órdenes Fernández, es decir el otro involucrado en pederastia, la renuncia fue presentada después de que se le acusara de abusos sexuales a un chico y se retirase a Perú.
A manera de protección, la justicia chilena, archivó el caso sobre la acusación de violación a un menor, lo que no parece haber sido tenido en cuenta por la Doctrina de la fe en su sentencia.
Continúa así, como dijo el portavoz del Vaticano, Greg Burke, cuando se expulsó a Karadima, «la línea férrea del papa Francisco ante los abusos».