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Internacional

Revelan imágenes del operativo contra líder de EI: Video

Revelan imágenes del operativo contra líder de EI: Video – El general Frank McKenzie, jefe del Comando Central de Estados Unidos, publicó este miércoles imágenes desclasificadas y un video de la redada que acabó con la vida del líder del Estado Islámico, Abu Bakr al-Bagdadi el pasado fin de semana. McKenzie explicó las imágenes a los reporteros convocados en el Pentágono.

Una de las imágenes muestra el momento de la destrucción del complejo en el que se escondía al-Bagdadi en la provincia siria de Idlib.

En Twitter, el Comando Central estadounidense citó al general McKenzie para explicar que “cuando la captura a manos de las fuerzas estadounidenses era inminente, Al-Bagdadi detonó una bomba que acabó con su vida y con la de dos niños pequeños”.

El Comando también compartió un video en la red social de combatientes ubicados en las inmediaciones del lugar en el que se encontraba el líder de ISIS, en la provincia noroeste de Siria, Idlib. Dichos combatientes estaban abriendo fuego contra los aviones estadounidenses implicados en la operación.

En la misma comparecencia, McKenzie informó sobre la muerte de cuatro hombres y dos mujeres y aseguró que los niños que murieron con al-Bagdadi tenían probablemente “menos de 12 años”. Además, señaló que el líder de ISIS podría haber disparado desde el túnel antes de hacer detonar su chaleco bomba pero no confirmó si, tal y como aseguró Donald Trump, Al-Bagdadi estuvo “gritando, llorando y sollozando” en sus últimos momentos.

Imágenes del momento de la explosión en el complejo donde se ocultaba el líder de Estado Islámico.

Imágenes del momento de la explosión en el complejo donde se ocultaba el líder de Estado Islámico.

Restos de líder de EI fueron lanzados al mar

El Pentágono publicó este miércoles las primeras imágenes de la operación militar estadounidense que acabó con la vida del líder del grupo terrorista Estado Islámico (EI), Abu Bakr al Bagdadi, y desveló que lanzó sus restos al mar dentro del periodo de 24 horas que siguió a su muerte.

“Los restos de Al Bagdadi fueron ‘enterrados’ en el mar de acuerdo con la ley de conflictos armados dentro de las 24 horas que siguieron a su muerte”, dijo en una rueda de prensa en el Pentágono el general Kenneth F. McKenzie Jr., que lidera el Mando Central de las Fuerzas Armadas de EU (CENTCOM).

McKenzie Jr. exhibió fotos y videos en blanco y negro que mostraban la granja rodeada por un muro en la que se escondía Al Bagdadi, un edificio situado en la localidad siria de Barisha, situada apenas seis kilómetros de la frontera turca, en la provincia de Idlib.

Originalmente habían dicho que Abu Bakr al Bagdadi, líder de Estado Islámico, huía con tres niños, ayer corrigieron la cifra y dijeron que eran dos menores de 12 años.

Originalmente habían dicho que Abu Bakr al Bagdadi, líder de Estado Islámico, huía con tres niños, ayer corrigieron la cifra y dijeron que eran dos menores de 12 años.

“Las fuerzas de asalto rodearon estas instalaciones y les pedimos a los que estaban dentro que repetidamente salieran pacíficamente”, aseguró McKenzie Jr., quien indicó que todos los que salieron del edificio fueron detenidos y registrados para ver si tenían armas y, posteriormente, fueron liberados.

Entre los integrantes del grupo que salió al exterior había once menores, explicó el general mientras mostraba los videos.

Asimismo, McKenzie Jr. dijo que, durante la redada, murieron seis miembros del EI (cuatro mujeres, Al Bagdadi y otro hombre), que estaban dentro del edificio y que suponían una “amenaza” para los militares estadounidenses, y que no obedecieron a las fuerzas especiales que les gritaron en árabe que se rindieran.

Ya dentro del edificio, los militares estadounidenses descubrieron que Al Bagdadi se estaba escondiendo dentro de un túnel.

El edificio quedó reducido a cenizas y unos cuantos escombros tras la explosión.

El edificio quedó reducido a cenizas y unos cuantos escombros tras la explosión.

“Cuando la captura de las fuerzas especiales estadounidenses era inminente, Al Bagdadi detonó una bomba, matándose a sí mismo y a dos niños pequeños que le acompañaban”, indicó.

En un principio, EU dijo que el terrorista estaba acompañado por tres menores; pero, tras varias investigaciones, ahora afirman que en realidad había dos niños.

Después de que Al Bagdadi se suicidara, las fuerzas de EU recogieron su ADN para comprobar que efectivamente se trataba del líder del EI, el terrorista más buscado desde la muerte del jefe de la red Al Qaeda, Osama bin Laden, en una operación estadounidense en 2011.

El cuerpo de Bin Laden también fue lanzado al mar. En concreto, en 2011, el portaaviones USS Carl Vinson transportó al terrorista al mar Arábigo septentrional y allí su cuerpo fue lavado y envuelto en una sábana blanca, según lo prescrito por la ley islámica.

Después, un militar estadounidense recitó unos versos que fueron traducidos al árabe y los restos de Bin Laden fueron depositados en el mar.

En el caso de Al Bagdadi todavía se desconoce exactamente cuál fue el procedimiento.

EU prefiere lanzar al mar los restos de líderes terroristas tan conocidos para evitar que sus tumbas se conviertan en lugares de culto.

Momento en que fuerzas estadounidenses toman las instalaciones de Estado Islámico.

Momento en que las fuerzas estadounidenses toman las instalaciones de Estado Islámico.

Filipinas, nueva guarida del líder de EI

A pesar de la muerte de Abu Bakr Al Bagdadi y la incertidumbre sobre el liderazgo del grupo terrorista Estado Islámico (EI), Mindanao, región del sur de Filipinas, es una nueva guarida del yihadismo más radical, donde milicias locales leales cobijan y entrenan con terroristas extranjeros huidos del extinto califato.

Abu Sayyaf, los Luchadores Islámicos para la Liberación del Bangsamoro, Ansar Khalifa Philippines o Maute -el más debilitado- son los principales grupos afines al EI en Filipinas, formaciones que aunque no tienen capacidad para implantar un nuevo califato, sí han abrazado nuevas formas de violencia como los ataques suicidas, un fenómeno nuevo en el país asiático.

“Mindanao es visto como el nuevo territorio para la yihad, un refugio seguro y hogar alternativo para terroristas extranjeros”, aseveró a Efe el presidente del Instituto Filipino para la Paz, la Violencia y el Terrorismo, Rommel Banlaoi.

Este analista asegura que el sur de Filipinas alberga en estos momentos a más de un centenar de terroristas foráneos, provenientes de Malasia, Indonesia y Oriente Medio, que están importando métodos más violentos de acometer su lucha.

La caída definitiva, el pasado marzo, del despiadado califato proclamado en 2014 por Al Bagdadi en la frontera entre Siria e Irak, impulsó un éxodo de terroristas a Filipinas, que se aprovechan de “los débiles controles en los aeropuertos y de los porosos puertos que salpican la costa de Mindanao”, apunta.

Guarida del líder de EI, antes y después

Mapa del complejo militar de Estado Islámico y escondite de su líder, familia y cercanos a él.

Mapa del complejo militar de Estado Islámico y escondite de su líder, familia y cercanos a él.

Según Banlaoi, la naturaleza de la muerte de Al Bagdadi -que se inmoló el domingo en Siria asediado por tropas estadounidenses- “puede intensificar la violencia terrorista en Mindanao, ya que el suicidio es visto como un martirio para los seguidores del EI”.

“Los ataques suicidas son la cara actual del terror en Filipinas. Las tendencias futuras pueden incluir niños y jóvenes”, advirtió sobre las nuevas tácticas del yihadismo, que capta jóvenes en el empobrecido y convulso Mindanao musulmán gracias a una potente maquinaria de propaganda online.

Aunque el terrorismo islamista no es nuevo en Filipinas, los ataques suicidas no corresponden al “modus operandi” clásico de los grupos locales, una nueva amenaza en el país que en el último año ha registrado cuatro atentados de este tipo, los primeros de su historia y todos reivindicados por el EI.

El primero tuvo lugar el 31 de julio de 2018 en la isla de Basilan -tradicional feudo de Abu Sayyaf-, donde murió una decena de personas; seguido del atentado con dos bombas gemelas en enero en la catedral de Joló, capital de Sulu, uno de los más letales al ocasionar una veintena de muertos y un centenar de heridos.

Los otros dos atentados, en junio y septiembre, atacaron campamentos militares en Sulu, un archipiélago de difícil acceso convertido en el nuevo bastión de Abu Sayyaf, el grupo yihadista más fuerte en estos momentos con más de 300 efectivos solo en esa zona.

Allí se esconde Hatib Hajan Sawadjaan, cabecilla de Abu Sayyaf y nuevo emir del EI en el sureste Asiático, tras la muerte de Isnilon Hapilon en la batalla de Marawi en octubre de 2017.

El ataque de junio fue perpetrado por Norman Lasuca, de 20 años, militante de Abu Sayyaf y el primer filipino responsable de un atentado suicida, un síntoma más de la radicalización del yihadismo de factura local.

Sobre la muerte de Al Bagdadi, el secretario de Defensa filipino, Delfin Lorenzana, indicó que es “un revés momentáneo para el movimiento yihadista, considerando la profundidad y alcance de la organización en todo el mundo, en particular Filipinas”.

Sin embargo, el director del Observatorio Internacional sobre Estudios de Terrorismo (OIET), Carlos Igualada, apunta que los grupos yihadistas filipinos quedaron muy debilitados tras su derrota en la batalla de Marawi en octubre de 2017, después de que ocuparan en mayo el centro de esa ciudad musulmana del sur filipino.

“No creo que la muerte de Al Bagdadi afecte mucho al devenir del movimiento yihadista en el Sudeste Asiático, ya que los grupos de la región están centrados en recuperar la capacidad que tenían antes de Marawi, inmersos en un proceso de reorganización, especialmente en los puestos de liderazgo”, explicó a Efe.

Igualada señaló que el yihadismo filipino, aunque juró lealtad al EI en 2014, ha conservado su independencia y la influencia del califato se limitó al plano ideológico, con un liderazgo autónomo de Al Bagdadi.

No obstante, se estima que unos 800 yihadistas del sureste Asiático llegaron a Siria a luchar en el califato, muchos de los cuales han logrado escapar de los campos de prisioneros en los que fueron confinados.

“Eso supone un riesgo para el sureste Asiático, que puede sufrir atentados cometidos por estos combatientes retornados, siendo ésta la mayor preocupación en materia antiterrorista”, admitió Igualada.

Para Luke Lischin, investigador del National War College de EU, los nexos entre el EI y el yihadismo filipino, en particular Abu Sayaff, se restringen a la ideología, pero también advierte del peligro de la llegada a Filipinas de luchadores de Siria e Irak “en busca de un nuevo campo de batalla para la guerra santa”.

Con información de agencia EFE

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