La añeja costumbre de aprovechar el agua de pozos artesanales, evitaba a las familias de áreas rurales gastar en agua purificada, sin embargo, es difícil hablar de retomar esta costumbre por la contaminación que puede estar registrando el manto freático.
Los antiguos habitantes de la península solían consumir el agua extraída de pozos artesanales, el líquido, era útil especialmente para la cocción de granos, sin embargo, la modernidad casi ha borrado por completo esta costumbre manifestó Felipe Cab Puc, un campesino oriundo de la comunidad de Presumida.
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Aunque evocó con nostalgia aquellas épocas en las que las familias se reunían por las tardes en torno al pozo, reconoció que hoy día es difícil retomar la costumbre por la contaminación provocada también por la “modernidad” que empujó a la construcción de baños que utilizan fosa séptica.
“Empezaron los programas de baños, empezaron a hacer fosas sépticas y toda el agua que se va en la fosa séptica, supongo que se empata con el manto acuífero, entonces puede contaminar los pozos”, expresó.
Observó que, si se promoviera el uso de biodigestores para sustituir las fosas sépticas, sí podría ser posible rescatar el uso de los pozos artesanales y promover con ello, también la activación física, pues sacar agua del pozo representaba un magnífico ejercicio para los integrantes de las familias.