La realidad supera a la fantasía, paulatinamente comienzan a surgir las historias de amenazas, extorsión y negras anécdotas en torno al aval de las reformas estructurales, como la narrada por Emilio Lozoya en su denuncia ante la FGR, acerca de cómo el Gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez Servién, borracho, aventó la bandera y exigió su soborno.
El día de ayer Emilio Lozoya Austin, ex director general de Petróleos Mexicanos (Pemex), presentó una denuncia ante la Fiscalía General de la República (FGR), en la que señala a exsenadores hoy gobernadores en algunos estados de la República como extorsionadores y presuntos responsables de incurrir en actos de corrupción asociados con la firma Odebrecht.
Cabe destacar que dentro de esos hechos para el anecdotario nacional el caso del hoy gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez Servién, quien de acuerdo a la denuncia de Lozoya Austin el hecho se dio durante una reunión internacional sobre energéticos, en Houston, Texas, en marzo de 2014: “en el caso específico de Francisco Domínguez Servién, las exigencias de dinero llegaron al nivel de que, encontrándonos en un evento internacional en Estados Unidos y encontrándose dicho legislador en estado de ebriedad, tomó la bandera de México y la lanzó, gritando que ‘esto era una traición’ porque no le cumplía con la entrega del monto pactado”.
Es oportuno recordar que dicho mandatario estatal, Domínguez Servién, el día de ayer ante el Presidente Andrés Manuel López Obrador “se lavó las manos”, dijo que dará la cara y defenderá su nombre, ya que no tiene “nada qué temer, nada de qué avergonzarme y nada qué ocultar”, luego de la difusión del video soborno donde aparece su exsecretario privado, Guillermo Gutiérrez Badillo, durante la presunta entrega de sobornos.
“En mi vida siempre he dado la cara y hoy no será la excepción. Los gobernantes tenemos la obligación de enfrentar los hechos, más cuando se trata de calumnias, de infamias, de ataques centrados en cuestiones políticas. El señor Emilio Lozoya ha pretendido involucrarme con una bajeza inaudita en actos de corrupción. Ha aportado sólo sus dichos, que valen lo que su prestigio: nada”, señaló un envalentonado Domínguez Servién (quizá al calor de las copas).
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